Pretendemos abrir un debate que gravite alrededor de la minusvaloración de las potencias humanas de creatividad que el capitalismo ha puesto en marcha siempre, pero nunca como en este periodo en el que él mismo se ha convertido en una vanguardia, aunque sea una vanguardia de la disolución de la comunidad humana en toda su extensión, incluyendo la específicamente creativa. Pero ¿qué es el capitalismo de espíritu? Esta es nuestra sumaria definición:

En el marco del capitalismo financiero, que monopoliza por entero todas las economías posibles, colonizando así todas las fuerzas de producción que quisieran emanciparse de sus prerrequisitos y determinismos, existe un capitalismo que, como dice Murray Boockhin, “continúa simplificando no solo la compleja obra (relaciones humanas) de millones de años, sino también el espíritu humano. Está modificando el espíritu mismo de la humanidad; está privándolo de la complejidad y de la plenitud que contribuyen a formar la personalidad creativa”. En efecto, y de modo extremadamente acentuado en este mismo momento de nuestras vidas, en esta nueva sociedad que el capitalismo quiere refundar en lo que parece su decadencia suspensiva, todo ha de capitalizarse, siendo una de las pujantes materias de esta capitalización todo el aparato sensible humano, sea este el intelectual, el psicológico u otro: nuestros deseos, nuestras reflexiones, nuestros inconscientes han de ser enteramente monopolizados para de esta manera convertirlos en mercancía que engrose la circulación del economismo mundial. De lo que se trata es de que, mediante esta capitalización, las capacidades cualitativas (no cuantitativas) del ser humano pasen a formar parte de los procesos productivistas de la economía capitalista, siendo desposeídas de su carácter gratuito. De este modo el erotismo, el sueño, el juego, la imaginación, el errar o la contemplación, aquello que conforma nuestra personalidad creativa, acabarían por cambiar todas sus potencias liberadoras, fundadas precisamente en esa gratuidad, en potencias de arrastre de la maquinaria del capitalismo, al convertirse en engranajes del mecanismo perverso de los desafectos que el capitalismo pone en marcha.

Se proyectarán las películas Canino y El Inadaptado, por creer que abordan esta cuestión (además de otras adyacentes y/o subyacentes), empleando además un lenguaje que en ningún momento es realista, programático, lógico, instrumental, sino más bien metafórico, onírico, poético, gustándose en un “umor” que pone en evidencia, quizás, “la inutilidad teatral de todo”, para utilizar las palabras de Jacques Vaché.

Día 22 mayo:

CANINO

Director: Giorgos Lanthimos

Año: 2009

Duración: 90 minutos.

Un matrimonio vive junto a sus tres hijos vive en un chalet situado a las afueras de una ciudad. Los hijos nunca han salido de la casa, siendo educados según las directivas marcadas por los padres. Esto les conduce a establecer una relación con el mundo insólita, en la medida en que para ellos zombi significa pequeña flor amarilla, por ejemplo. No tienen, por otro lado, más que una influencia externa, puesto que solo se relacionan con la guardia de seguridad de la fábrica del padre.

Día 29 de mayo:

EL INADAPTADO.

Director: Jens Lien

Año: 2006

Duración: 91 minutos.

Un hombre en el campo, solo, está como extraviado, o quizá esperando algo. Aparece al fondo un autobús que llega hasta él, se para, y en él se monta, hasta llevarlo a una ciudad. Se dirige hacia unas oficinas, pues según parece tiene un trabajo de esos que en ciertos contextos se diría “envidiable”. Habla con una mujer (que parece ser su esposa). Se relaciona con sus compañeros de trabajo. Camina por la ciudad. Ve cosas terribles, pero también ve cosas estimulantes. ¿Pero qué tipo de relaciones establece con los demás, o los demás con él?